Bosón de Higgs le da un ‘sabor’ distinto a las partículas

En los últimos 15 años ha indagado en los datos que arrojan los aceleradores de partículas más importantes del mundo.

La meteórica carrera que lo llevó de Cunduacán, Tabasco, al experimento Atlas, del Gran Colisionador de Hadrones, donde midió el bosón de Higgs, inicia, a su vez, con un meteórico recuento:

Desde la secundaria se le dio la comprensión de las matemáticas y las ciencias, que lo llevó a participar en la Olimpiada Nacional de Química, organizada por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) –no tenía idea de que pertenecería a ella años más tarde como uno de sus miembros más jóvenes—, durante la preparatoria.

A su ingreso al nivel superior, decidió estudiar la licenciatura en física de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), en la cabecera municipal de Cunduacán, donde es originario. Durante su preparación asistió al Verano de la Investigación Científica de la AMC dentro del Cinvestav Zacatenco, en la ciudad de México. Por dos meses trabajó con el doctor Tonatiuh Matos en temas cosmológicos.

Poco después de culminar sus estudios en licenciatura, regresó al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) en el Departamento de Física donde lo aceptaron directamente en el doctorado. Le fue bastante bien, relata en entrevista, por lo que le permitieron hacer una estancia en el laboratorio Fermilab de Chicago, EU, por seis meses. Su participación en el proyecto de física de partículas le mereció quedarse y hacer investigación tres años más. Regresó a doctorarse a México, sólo para salir de nuevo y hacer su posdoctorado en la Universidad de Michigan, pero haciendo investigación en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) en el experimento Atlas. Era el 2005 y tres años después regresó ya como profesor del Cinvestav, donde se unión al grupo mexicano de investigación del experimento CMS del CERN, la competencia de Atlas.

A lo largo de estos años, tuvo oportunidad de participar en el descubrimiento de nuevas partículas, alrededor de cinco, donde lideró el hallazgo de dos. Entre la transición del Fermilab, que contó en sus instalaciones con el acelerador Tevatron, al CERN en 2007, propuso la búsqueda de un barion, compuesto por tres quarks. La nueva partícula se fue nombrada Cascada B. Esta partícula, apunta, era la única conocida que contenía un quark de cada una de las familias conocidas en la estructura de la materia.

De regreso en México, en 2008, le tocó anunciar el descubrimiento de Omega B –también como resultado de las investigaciones en Fermilab—, un primo del Cascada B, ambos primos lejanos del protón. El hallazgo fue considerado como uno de los 10 principales descubrimientos en física por el American Institute of Physics en 2008.

EL BOSÓN DE HIGGS. El trabajo del científico con los quarks se relaciona con su “sabor”, una característica que los define y cambia bajo ciertas circunstancias. Ese “sabor” está ligado a la masa, por lo que las investigaciones del tabasqueño se ligan a su vez al bosón de Higgs, la partícula que da masa a las demás dentro del Modelo Estándar de la Física, y que el CERN está casi seguro de haber hallado el año pasado en los experimentos Atlas y CMS del LHC.

Entonces, hay una relación entre masa y “sabor”, que los científicos estudian. “El Higgs le da masa a las demás partículas, pero no sabemos por qué le da una distinta a las demás, un ‘sabor’ distinto que llega a ser hasta miles de veces diferente”. Es decir, los físicos saben que las partículas adquieren masa mediante el Higgs, pero no cómo hace éste para distinguir el “sabor” que repartirá entre cada una.

El Higgs debe de entenderse integralmente porque no se trata solo de entender una esquina de la teoría del Modelo Estándar, sino su conjunto, es por ello que su trabajo se ha relacionado con éste de manera indirecta. En el experimento Atlas, De la Cruz midió el Higgs y en los simuladores del CMS analizó la sensibilidad para detectarlo cuando se desintegra en quarks. “Esta partícula está como una pieza fundamental de la teoría, entonces hay que lidiar con lo que entendemos y con lo que no”.

JUCHIMÁN. El trabajo de investigación de Eduard de la Cruz es prolífico y meteórico, y apenas tiene 37 años, aunque lo mejor está por venir. Liderará un equipo de investigación en el Laboratorio de Partículas Elementales KEK en Japón, que iniciaría colisiones en 2017 y que será un proyecto complementario al LHC. Además, ahora tiene bajo su cargo a 10 estudiantes.

Al egresar de la UJAT, el físico obtuvo la Medalla Benito Juárez y hace algunas semanas regresó, al obtener el Premio Juchimán de Plata, que han recibido personajes como Marcos Moshinsky y Juan Rulfo.

Ahora, se han dado cuenta de que fue demasiado a prisa, “siempre con la desesperación de hacer algo nuevo y avanzar. Pero, cuando te detienes a ver qué has hecho, te das cuenta de que sí has andado muy rápido.

El reciente reconocimiento es doble para el científico, por venir de su estado natal, menciona, así como que lo consideren un ejemplo para la juventud. “Me da mucho gusto porque es mi tierra y porque, a pesar de estar lejos de ella, en el extranjero o la ciudad de México, me consideran un ejemplo: de hacer pensar a los jóvenes estudiantes que encontrarse lejos de la capital del estado, o de la ciudad de México, no es una limitante para trabajar en proyectos internacionales.